lunes, 30 de marzo de 2015

La educación según los Jesuitas

Nuestra razón de ser

«Formar hombres y mujeres para los demás, responsables de sí mismos y del mundo que les rodea y comprometidos en la tarea de su transformación hacia una sociedad fraterna y justa».
La Compañía de Jesús (jesuitas) tiene una experiencia educativa de más de cuatro siglos y medio y una red mundial de 4.000 centros educativos. Se inspira en la visión cristiana de Ignacio de Loyola, el fundador de la orden, quien buscó generar en los sujetos experiencia e interiorización que les motivara a una acción trasformadora del mundo, desde el agradecimiento a Dios y a todos y desde el convencimiento de que la humanidad es fraternidad. Su experiencia derivó, en materia educativa, en lo que hoy llamamos Pedagogía Ignaciana.
Hoy, los jesuitas estamos convencidos de que la educación y la escuela siguen siendo un terreno privilegiado para la evangelización. Por eso asumimos la educación como una participación en la misión evangelizadora de la Iglesia y por eso nuestros centros ofrecen a la sociedad una clara inspiración cristiana y un modelo de educación liberadora y humana. El objetivo de la educación jesuita es formar líderes en el servicio y en la imitación de Cristo Jesús, hombres y mujeres competentes, conscientes y comprometidos en la compasión.

La Pedagogía Ignaciana

La Pedagogía Ignaciana tiene por clave y razón de ser enseñar a pensar y enseñar a aprender, tanto en el ámbito científico-cultural como en el ámbito humano-cristiano, ayudando a los alumnos a integrar lo académico y lo formativo.
La comprensión del Paradigma Pedagógico Ignaciano debe considerar tanto el contexto del aprendizaje como el proceso más explícitamente pedagógico. Además, debería señalar los modos de fomentar la apertura al crecimiento, incluso después de que el alumno haya concluido un determinado ciclo de estudios. Contempla cinco pasos: contexto, experiencia, reflexión, acción y evaluación:
  • Toma en cuenta el contexto y la situación personal de cada uno.
  • Promueve actividades de enseñanza y formación, con variedad metodológica, que se transformen en experiencia de aprendizaje cognoscitiva, psicomotriz, afectiva o imaginativa.
  • Suscita una implicación reflexiva del alumno de modo que pueda considerar la importancia y el significado humano de lo que está estudiando.
  • Impulsa los cambios profundos en los alumnos para que lleven a cabo opciones interiores y acciones exteriores, y puedan ser competentes en situaciones nuevas.
  • Realiza una evaluación integral de todos los aspectos implicados en el proceso de aprendizaje.
El Paradigma Ignaciano de experiencia, reflexión y acción, sugiere una multitud  de caminos en los que los educadores podrían acompañar a sus alumnos y facilitarles el aprendizaje y la madurez, enfrentándolos con la verdad y el sentido de la vida. Es un paradigma que posee la capacidad intrínseca de avanzar más allá de lo meramente teórico y llegar a ser un instrumento práctico y eficaz en orden a realizar cambios en el modo como enseñamos.

http://www.educacionjesuitas.es/index.php

viernes, 27 de marzo de 2015

El Papa enseña la Capilla Sixtina a Indigentes



Con una sonrisa y un «Bienvenidos, esta es la casa de todos y también la vuestra», el Papa recibió por sorpresa en la Capilla Sixtina a 150 «personas sin domicilio fijo» que realizaban el jueves por la tarde una visita a los Museos Vaticanos invitadas por el limosnero pontificio, Konrad Krajewski.
El Papa enseña personalmente la Capilla Sixtina a 150 indigentes
El recorrido de las 150 personas «sin techo», divididas en tres grupos de 50 con sus respectivos guías y auriculares, terminaba en la Capilla Sixtina después del horario de acceso a los turistas, de modo que pudiesen estar tranquilos, sin preocuparse por posibles miradas hostiles.
Estaban muy contentos de la visita, que había empezado por el museo de coches y continuado por las galerías de pintura y escultura, pero ninguno esperaba la gran sorpresa al llegar a la Capilla Sixtina.
El Papa Francisco apareció acompañado tan solo de un ayudante y les saludó con el mismo respeto que a cualquiera de sus invitados. Les dijo que eran bienvenidos y que «esta es la casa de todos, y también la vuestra. Las puertas están abierta a todos».
Les explicó algunos frescos pero, sobre todo, les saludó uno a uno durante veinte minutos. Según el portavoz adjunto del Vaticano, Ciro Benedettini, por deseo expreso del Papa no se realizó ningún video ni fotografías oficiales. Al final, como hace siempre, les despidió pidiéndoles: «Por favor, rezad por mí. Necesito oraciones de personas como vosotros».
Después del encuentro con el Papa, los 150 afortunados cenaron en la cafetería de los Museos Vaticanos. A la salida -según un video colgado en el diario «La Repubblica»- una mujer de edad madura comentó que el encuentro con Francisco «fue muy bonito. Le he besado la mano».
Una muchacha joven estaba todavía emocionada: «Se me puso la piel de gallina. Yo soy gitana, ¡pero he besado al Papa!». A su vez, una anciana se confesó impresionada por «el cerebro de Miguel Angel. Pensar que antes de pintarlas tenía todas esas imágenes como una fotografía en la mente…».
Un hombre que lleva treinta años durmiendo en la calle, «incluso en sitios donde la gente piensa que es imposible dormir», se guardó dos refrescos y unas tiras de jamón. Lo hizo, «por si encuentras, como siempre, a alguien que no tenga nada. Es beneficencia que recibo, y beneficencia que yo hago a otros».
El Papa que ha puesto duchas y peluquería para ellos en la columnata de la plaza de San Pedro, no deja de sorprenderles. Les soluciona problemas prácticos y realza su dignidad. Al mismo tiempo, recuerda a todos, con gestos muy creativos, que quienes carecen de casa, quizá porque han perdido el trabajo o la salud, son personas como las demás.

domingo, 22 de marzo de 2015

La sociedad corrupta apesta

En un discurso apasionado, el Papa Francisco invitó a los vecinos del barrio napolitano de Scampia «a levantarse siempre después de cada caída, y a no permitir que el mal tenga la última palabra». Poco después, en una misa al aire libre, el Obispo de Roma, invocando “las lágrimas de las madres de Nápoles”, dijo directamente a los mafiosos de la Camorra: “A los criminales os repito: convertíos al amor y la justicia”.
Sin enumerar las miserias de un barrio dominado por la Camorra, elPapa emociono a los habitantes de Scampia reconociendo que la ciudad «ha atravesado episodios complicados y dramáticos. La vida en Nápoles nunca ha sido fácil… ¡pero nunca ha sido triste!».
Les hablaba con expresiones napolitanas, rodeado de niños en el palco. Al llegar vio que los pequeños se apretaban contra la barrera. Dio orden de bajarla para que se acercasen y abrazar a unos, posar para selfies con otros… Cuando iba comenzar el discurso, sus ayudantes indicaron a los niños que bajasen del estrado para no seguir ocultando al Papa, pero Francisco les dijo: «No, no. Simplemente sentaos».
El Santo Padre se emocionó al escuchar el saludo de Corazón, una inmigrante filipina, que habló en nombre de los trabajadores extranjeros y de los sin techo hasta que rompió a llorar y se fue a abrazar al Papa. A continuación, Michele comentó el problema del desempleo que en el barrio de Scampia, donde la policía apenas se atreve a entrar, llega al 61 por ciento, el más alto de Europa. A su vez, el presidente del Tribunal de Apelación comento los problemas de ilegalidad descarada, falta de ética pública, corrupción… El panorama era dramático, pero más que condenar, aunque también lo hizo, animó a la gente a mantener la esperanza. Muchos le escuchaban con lágrimas en los ojos.
Francisco denunció que «aquí se ha intentado crear una ‘tierra de nadie’, de la que se arranca cualquier valor. Un territorio en manos de la llamada microviolencia. Siento vivamente este drama». El Papa insistió en que el camino de salida pasa por la educación porque, «como decía san Juan Bosco: ‘El trabajo educativo es un remedio preventivo’. Es el método que han seguido todos los santos que han trabajado con jóvenes, como el beato Pino Puglisi, del barrio de Brancaccio en Palermo».
Don Pino, un sacerdote que organizaba actividades para los chicos de Palermo, sustrayéndolos a la cantera de la delincuencia, fue asesinado por Cosa Nostra en 1993 y elevado a los altares el año pasado. Su nombre traía a la memoria el de otro párroco: Peppe Diana, asesinado por la Camorra napolitana el 19 de marzo de 1994, el día de su santo, y cuyo proceso de beatificación comenzó justo este jueves, el día de San Jose.
Pero más que hablar de violencia mortal –ahora mucho menor que el asesinato cada cinco días en el primer semestre del 2014- , el Papa habló de corrupción, un problema grave que, a su vez, es la causa del desempleo y de muchos otros males que se autoalimentan entre sí.Francisco advirtió que «todos podemos caer poco a poco en la corrupción. Un cuerpo corrupto y muerto es algo podrido, que huele mal. Lo mismo una sociedad corrupta: ¡Apesta!».
Una vez más el Papa se refirió a la importancia del trabajo «no sólo para comer, sino sobre todo porque da la dignidad». Y también al deber de acoger a los inmigrantes porque «todos somos inmigrantes, todos caminamos por el mundo sin una casa definitiva. En esta tierra caminamos hacia el cielo».
Eran mensajes fuertes, dirigidos a los delincuentes, a los inmigrantes, a los ciudadanos de a pie y a los políticos. A las autoridades públicas, a veces desesperanzadas, les recordó que «la buena política es un servicio a las personas, que se ejercita en primer lugar a nivel local, donde el peso de las carencias, de los retrasos y de las omisiones es más directo y hace más daño».
Después de despedirse, el Papa se trasladó a la plaza del Plebiscito, en el centro de la ciudad, para celebrar la misa. Su programa incluye un almuerzo en la gigantesca cárcel de Poggioreale con un centenar de detenidos, la visita a la catedral para venerar la sangre de San Jenaro, un encuentro con enfermos y otro con jóvenes, al final de la tarde, a orillas de la hermosísima bahía.

La corrupción no puede ser perdonada



"La corrupción no es un acto, sino un estado personal y social en el que uno se acostumbra a vivir". Estas palabras tan vigentes en la sociedad actual las escribió el propio Papa Francisco cuando todavía era cardenal de Buenos Aires.
En este análisis de la corrupción el Papa emplea un lenguaje llano y didáctico para explicar la diferencia entre pecado y corrupción."El pecado se perdona; la corrupción, sin embargo, no puede ser perdonada", advierte.

El Papa clama contra la «microviolencia» y la corrupción en un barrio dominado por la CamorraRespecto a los religiosos, Bergoglio asevera: 'Corruptio optimi, pessima' (no hay nada peor que la corrupción de lo mejor). "Esto puede aplicarse a la corrupción de las personas consagradas. Que los hay, los hay. Que los hubo, basta con leer la Historia", recalca Bergoglio en el libro.

«La escandalosa concentración de la riqueza global es posible a causa de la connivencia de los responsables de la cosa pública con los poderes fuertes. La corrupción, es en si misma un proceso de muerte y un mal más grande que el pecado. Un mal que, más que perdonar, hay que curar».

El papa Francisco dice tenerlos calados. A todos aquellos que con una mano defraudan al Estado y con la otra dan dinero a la Iglesia. Dice Jorge Mario Bergoglio que para los “cristianos de doble vida” no hay perdón de Dios: “Se merecen —lo dice Jesús, no lo digo yo— que les pongan en el cuello una piedra de molino y los arrojen al mar”. Las palabras contra la corrupción se producen apenas tres días después de que, también durante la misa en la residencia de Santa Marta, el Papa clamara contra “los devotos del dios soborno”, aquellos que dan de comer a sus hijos pan sucio: “Tal vez deberíamos rezar por estos niños y jóvenes. Ellos también tienen hambre. Hambre de dignidad”.


  • "Toda corrupción crece y -a la vez- se expresa en atmósfera de triunfalismo"
  • "El corrupto tiene cara de yo no fui"
  • "Ante cualquier crítica el corrupto descalifica a la persona"
  • "El corrupto se erige en juez de los demás"
  • "El corrupto se siente un ganador"
  • "El corrupto no conoce la amistad, sino la complicidad"
  • "El corrupto no tiene esperanza. El pecador espera perdón"
  • "La corrupción lleva a perder el pudor que custodia la verdad"
  • "El corrupto no conoce la fraternidad o la amistad, sino la complicidad"